CLIE
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$70,300
Descripción
Como su autor declara desde el principio, «es un libropuramente vivencial», cuyo objetivo es vindicar el ministerio pastoral y lavida de quienes se dedican a él junto a sus familias. Como el propio títulosugiere, está estructurado en tres partes: La primera aborda el ministeriopastoral desde la perspectiva más personal, considerando esos aspectos muchasveces poco tenidos en cuenta como son la propia naturaleza humana de quiendesempeña el pastorado, su condición de padre de familia, esposo, etc. así comosus relaciones interpersonales, tanto con la iglesia como con el resto delmundo. En segundo lugar, se trata el propio ministerio de pastor en susaspectos fundamentales como son el llamamiento, la autoridad ministerial, elliderazgo, etc. sin rehuir los desafíos actuales como pueden ser la atmósferaespiritual circundante, el ritmo de vida acelerado, la secularización o lafalta de compromiso personal de los propios creyentes. No se obvian lospeligros inherentes al ministerio o, incluso, su propia financiación. Latercera parte introduce al lector en esa faceta del título que puede haberlesorprendido desde el principio, pero que queda aclarada en la introducción dellibro: la de mártir, como testigo de Jesús en su doble vertiente de proclamadorde su mensaje y como pagador del precio que tal testimonio conlleva. Latrayectoria vital del apóstol Pablo sirve de guía y modelo a lo largo de todoel libro, según el relato del Libro de los Hechos y sus propios escritos, lasdistintas epístolas paulinas contenidas en el Nuevo Testamento. Este trabajoestá dedicado especialmente a la multitud de pastores prácticamente anónimos ya sus familias, que hacen que la obra de Dios avance y prospere a lo largo yancho de nuestro mundo. -
$54,200
Descripción
Acerca del libro
El Apóstol Pedro, más conocido como «el apóstol sanguíneo», fue el primero de los discípulos en hacer una confesión mesiánica del Señor Jesucristo, cuando le dijo: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente» (Mt. 16:16). En otras palabras, le expresó: «Tu eres el Mesías y eres Hijo del Dios que vive». Y Jesús lo tuvo que alabar: «Bienaventurado eres, Simón hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos» (Mt. 16:17).
Pedro se parece a muchos de nosotros. En él nos vemos identificados en nuestras ligerezas, nuestras fallas, nuestras oportunidades; y sobre todo en el deseo de querer agradar a nuestro Señor Jesucristo. ¡Es todo un personaje en el colegio apostólico! Uno con el cual reímos y también lloramos.